Aunque Celulosa Arauco y
Constitución (Celco) desestimó que la puesta en marcha de su planta de celulosa de
Valdivia, ubicada en San José de la Mariquina, X Región, tenga relación directa con la
mortandad de cisnes de cuello negro registrada en el santuario de la naturaleza del río
Cruces, por primera vez desde que se hizo público el conflicto la empresa afirmó que
está dispuesta a realizar las "acciones correctivas necesarias" si se concluye
su responsabilidad en el cambio que ha sufrido el ecosistema del humedal del afluente,
donde la compañía descarga sus residuos industriales líquidos.
Así lo aseguró ayer el
gerente general de la compañía, Alejandro Pérez, tras reunirse con el alcalde de
Valdivia, Bernardo Berger (RN).
Recalcó que al igual que en el
caso de los malos olores que generó la planta en el primer semestre, "asumiremos
nuestra responsabilidad si así se demuestra". El ejecutivo dijo que "tenemos
que investigar para lograr conclusiones claras dado que, el anticiparse en los juicios y
suponer culpabilidades, no ayuda a la sociedad ni al desarrollo económico de las
distintas actividades que se realizan en la zona".
Pérez (en la imagen
secundaria) dijo que su visita a Valdivia se basó en la necesidad de la empresa de
plantear su preocupación por lo que ocurre en el humedal y conversar con líderes de
opinión. A su juicio es fundamental "dar la cara" y hacer ver a la comunidad
que "somos un socio a largo plazo de la zona y, por eso, nos interesa tanto como a
cualquier valdiviano cuidar su belleza natural y sus recursos".
Tras sostener una reunión
privada con el edil de Valdivia, Pérez indicó que para la empresa es primordial, más
que cumplir o no con la ley ambiental, solucionar cualquier problema que eventualmente
pudiera estar causando.
Muerte de especies
Sobre la disminución de la
población de cisnes de cuello negro en el santuario Carlos Anwandter, el ejecutivo
sostuvo que, a medida que pasan los días, aumenta la certeza de que la industria que
representa no tiene relación con el drástico cambio registrado.
"Hay datos objetivos, como
la disminución de los cisnes por muerte y migración, y la disminución de la planta
acuática de la que se alimentan, el luchecillo. Puedo asegurar que ninguno de estos
efectos puede ser asociado a la existencia de la planta", dijo.
De acuerdo con estudios que
registran la fluctuación de la población de cisnes desde los años 70, el gerente de
Celco indicó que "es algo que ha ocurrido muchas veces en la historia del humedal.
Por ejemplo, en 1997 la población llegó a un máximo de 15 mil ejemplares y bajó, en
unos meses, a poco más de dos mil. Lo que ha ocurrido este año ya había sucedido en
anteriores, y estas diferencias permiten constatar que ellos migran de manera
natural".
Para Pérez, la razón del
aumento en el catastro de muertes se debe a que ahora la gente busca mucho más ejemplares
muertos que durante otros años, "porque existe la sospecha de que la planta podría
estar evacuando algún elemento perturbador del ambiente".
Respecto de la evacuación de
metales pesados y su potencial efecto en el luchecillo, Pérez subrayó que la planta
descarga al cauce del río sólo el 1% de los metales pesados que trae, producto de la
actividad agrícola.