Las aves
rapaces son animales carnívoros y por lo tanto, depredadores
tope, es decir que generalmente son el último eslabón
de una variedad de cadenas tróficas. Entre las diferentes especies
de aves rapaces podemos encontrar una gran diversidad de dietas constituidas
por mamíferos, otras aves, reptiles, anfibios, peces e insectos
o distintas combinaciones de estas presas.
Esta característica señala su importante rol como reguladoras
de las poblaciones de sus presas, con el especial valor de algunas rapaces
como reguladoras de poblaciones de roedores e insectos, limitando el
número poblacional de especies cuya actividad es poco deseable
para los seres humanos. Por esta misma razón las aves rapaces
son indicadores directos del estado de salud de los ecosistemas en que
habitan.
Algunas rapaces como el águila pescadora (Pandion haeliaetus)
tienen una dieta especializada, es decir están altamente adaptados
para capturar un tipo de presa en particular, en este caso peces, conociéndose
a este tipo de depredador como depredador selectivo, mientras que otras,
como el tiuque (Milvago chimango), cuya dieta esta constituida
por una gran diversidad de presas, entre las que encontramos pequeños
roedores, aves, reptiles, insectos e incluso carroña, son conocidas
como depredadores oportunistas.
El conocimiento de la estrategia de alimentación y las presas
preferidas por las distintas especie de aves rapaces nos permite utilizarlas
en nuestro beneficio. Gran parte de lo que se conoce de la alimentación
de las rapaces de Chile se ha obtenido a través del estudio de
las egagrópilas, ya que en ellas esta contenidos los restos no
digeridos de sus presas.
El
caso de Oligoryzomys longicaudatus
Impacto de tres aves rapaces sobre poblaciones
de O. longicaudatus
Debido
a que el roedor O. longicaudatus es el transmisor del Síndrome
Hemorrágico Pulmonar (SHP), el control de sus poblaciones reviste
particular importancia para el ser humano. Para esto se propone el uso
simultáneo de tres especies de aves rapaces, que cubren un amplio
espectro espacial y temporal, abordando diferentes hábitats y
ocupando variadas técnicas de caza sobre la misma especie objetivo.
La lechuza blanca es un depredador selectivo, especialista
en roedores. Tanto en la zona central de Chile como en la zona sur,
diversos autores han señalado que un porcentaje importante de
la dieta de la lechuza blanca está constituido por O. longicaudatus.
Sobre un total de 1.680 egagrópilas estudiadas este roedor fue
la presa más importante.
Una lechuza
blanca ingiere entre 50 y 150 gr de alimento diario, equivalente a 1
a 3 ratones por día. Si se considera una familia compuesta por
dos adultos y cuatro pichones, el consumo será de 16 a 18 ratones
diarios, totalizando unos 1.000 individuos en las 10 semanas de crianza,
de este modo el impacto que tiene sobre las poblaciones de roedores
es particularmente significativo.
El tucúquere magallánico también
consume mayoritariamente roedores. Considerando estudios realizados
en Chile central (Peñuelas, La Dehesa, San Fernando) y austral
(Puerto Ibáñez y Torres del Paine), con un total de 498
egagrópilas, la presa más abundante fue O. longicaudatus
seguido de conejos, otras aves y otros roedores.
Entre las rapaces diurnas, más del 95% de la dieta del milano
bailarín está constituida por roedores y
entre éstos se ha documentado un alto consumo de O. longicaudatus
especialmente en época de ratadas. Aunque O. longicaudatus
es considerada una especie nocturna, es evidente que también
tiene actividad crepuscular, lo que la hace una presa importante para
el milano bailarín que es una especie diurna con actividad crepuscular.
De este modo esta rapaz ofrece buenas posibilidades como controlador
por las características de la dieta documentada, su fácil
detección, la ocupación de espacios abiertos y sus hábitos
generalmente no migratorios.